Sin aliento.

domingo, 11 de octubre de 2009

Los zombis se agolpan contra la valla, algunos de ellos empiezan a rodearla para intentar penetrar al recinto, sino hago algo rápidamente voy a quedar atrapado.

Cojo uno de los bidones de bici y bebo agua, cierro los ojos durante unos pocos segundos y respiro profundamente.

No tengo otra salida, he de seguir corriendo. Me he dado cuenta de que no son demasiado hábiles, si consigo meterme por sitios difíciles quizá les pueda despistar.

Corro por las gradas del estadio hacia el otro extremo. Al otro lado la zona parece despejada. Me apresuro y bajo por las escaleras. Estoy de nuevo frente a a la valla, hay una pila de bloques pegados a ésta, subo por ellos y compruebo que no hay ninguno de esos bichos cerca. Perfecto, me descuelgo con cuidado, no quiero torcerme un pié, me vuelvo a ajustar las correas de la mochila. Empiezo a correr a un ritmo que me permita aguantar, aun así las pulsaciones las tengo por las nubes.

Cuando apenas llevo unos trescientos metros oigo unos alaridos, esos bastardos me han localizado. Vuelve a empezar la cacería.

No estoy lejos de la salida de la ciudad, corro por una avenida de cinco carriles que está repleta de vehículos, deben de ser alrededor de la nueve de la mañana pero ya empieza a hacer calor, avanzo entre los cientos de coches abandonados, algunos accidentados. Tubo que ser horrible quedarse aquí atrapado, intentando huir a la desesperada de la ciudad.

Esto no va bien, poco a poco los zombiatletas me comen el terreno. Son un grupo de veinte o treinta, luego les sigue el pelotón, deben de ser cientos o por lo menos a mi me lo parece.

Tengo mucho calor, la mochila me estorba, me está retrasando y de nada me va a servir si me alcanzan, aflojo las correas y la tiro a un lado, acelero el ritmo, es mi única posibilidad.

Llevaré corriendo desde que salí de casa cerca de una hora y a un ritmo mas fuerte de lo que tenía pensado, se que no voy a poder aguantar mucho mas, empiezo a desmoralizarme.

Pienso por primera vez en la posibilidad de morir. Si muero todo se acabará, estoy empezando a estar muy cansado. La distancia entre el primer grupo de zombis se ha reducido demasiado, los tengo a penas a 50 metros. Oigo sus respiraciones demasiado cerca. Tengo miedo y el desánimo se apodera de mi. Empiezo a tener la certeza de que voy a morir, no se si me convertiré en uno de ellos o si me devorarán hasta que no quede nada de mi.

Salgo de la ciudad y enfilo la autovía, tanto los carriles de entrada y salida están colapsados, se ven vehículos de policía y del ejército por doquier, también hay restos de coches quemados.

Me estoy quedando sin fuerzas, no puedo continuar mas, no puedo respirar mas rápido, no puedo seguir. Me rindo. Me paro y me dejo caer al suelo, en pocos segundos todo va a acabar. No se si tengo miedo, estoy demasiado cansado para saberlo.

Cierro los ojos. No quiero ver como me alcanzan.

3 comentarios:

Kepler dijo...

No por Dios!!!

Otra Laura dijo...

Nooo, levanta Anisakis!!! Tú puedes! Acaso quieres acabar como un chupasangre comecarne? Que te coman vivo tiene que doler...y mucho!!!

El zombie que iba en cabeza detrás de tí dijo...

Sabía que te rendirías ¡pringao!
Se me está haciendo la boca agua,,,
:P