Día 28 - El plan

lunes, 28 de septiembre de 2009

Toda huida requiere un buen plan, trazado con esmero y hasta el último detalle. Todo plan de huida ha de tener un plan alternativo, para que en el caso que la principal vía de escape quede bloqueada, se pueda recurrir a la vía de escape alternativa. Es una lástima que mi plan sea tan pobre.

La única manera que se me ocurre salir del piso es descolgándome por el balcón. Vivo en un cuarto piso, en una finca de nueve. El salir por la puerta lo descarté a la primera de cambio. Las escaleras son muy estrechas y en el peor de los casos una de esas criaturas por abajo y otra por arriba acabarían acorralándome sin espacio para huir. Así que lo único que me queda, es descolgarme por el balcón del patio de luces. El piso tampoco tiene salida a la calle, es un piso interior, por lo que primero deberé descender por la fachada, acceder al patio interior, descender a un solar que se encuentra junto a la finca y escalar el muro para salir a la calle, donde Dios sabe lo que voy a encontrar.

Para realizar el descenso he cogido la cuerda de tender, y he fabricado una cuerda mas gruesa haciendo jirones algunas sábanas, estoy seguro de que aguantará mi peso y el de la mochila. La cuerda ya la tengo fuertemente atada a la cama. He fabricado dos cuerdas mas con ropa de cama para descender al solar y salir a la calle. Mi idea es dejar las cuerdas amarradas para poder retroceder en caso de que sea necesario.

Mi única vía de escape alternativa sería aventurarme por uno de los primeros pisos que se encuentran en el patio interior para mas tarde acceder a la calle por las escaleras, teniendo que bajar sólo un piso y no cuatro como ahora. Pero tampoco se que me podría encontrar en esa casa. Desde mi ventana no se ve nada, parece todo desierto, pero algo en mi interior me dice que no estoy solo.

A partir de mi salida a la calle, mi plan consiste en salir simple y llanamente corriendo. Quizá suene absurdo, pero por las últimas imágenes que vi de ciudades desoladas por las criaturas, las calles están llenas de vehículos parados y me sería imposible huir en uno.

Solo tengo que correr unos diez kilómetros para salir de la ciudad y buscar un sitio donde refugiarme. Mi destino final es un cuartel militar que se encuentra en una población cercana, a unos treinta kilómetros mas. Es arriesgado, lo se, pero no tengo alternativa. Sólo espero ser mas rápido que ellos.

Faltan dos días para abandonar mi casa.

Realidad

domingo, 20 de septiembre de 2009

Cuando uno toca con la mano la pared, nota que está fría, que está ahí, que es real.

Levantarse por la mañana, saludar al vecino, llegar a trabajar, hablar de lo cotidiano, encender la televisión, te indica que estás en el mundo real, en tu mundo real.

Si un día, no puedes encender la televisión, no puedes levantarte para ir a trabajar, no hay vecinos a los que saludar, no hay nadie con quien hablar. ¿Es real?. ¿Que le ha pasado a la realidad?. ¿La han cambiado por otra?. ¿Dónde está la realidad en la que vivías, en la que te sentías seguro?

Puede que todo esto no sea real, que mi realidad esté esperándome, escondida, jugando conmigo. Pero alargo la mano y toco la pared, está fría, se que es real, se que lo está está fuera esperándome es real, se que es mi nueva realidad.

Día 27 Rutina

jueves, 17 de septiembre de 2009

Me levanto cuando amanece, ya me he acostumbrado a no usar el despertador del móvil, creo que hace una semana que no hay luz eléctrica. Hay que ver lo rápido que se desmorona todo cuando no hay gente que lo sustente.

Desayuno una especie de gachas que me hago con harina, agua y miel, también me he acostumbrado a comer cosas raras y siempre frías, echo de menos las cosas caliente, la fruta, la verdura...

Empiezo a hacer mis ejercicios, no puedo correr, pero tengo que estar en forma. He montado una especie de bicicleta estática ayudándome de mi bici, dos patas metálicas de una mesa y dos sillas. Pedaleo durante dos horas.

Lo que peor llevo es el suministro de agua, solo me quedan 8 litros, es el principal motivo por el que abandono la casa. Cuando las cosas empezaron a pintar mal llené la bañera de agua, además llené todos los recipientes y latas que pude cuando me di cuenta de que tenía que permanecer encerrado en casa para sobrevivir. Del grifo a veces sale agua, pero está turbia y las cañerías hacen demasiado ruido. Bebo dos litros de agua al día, a veces tengo sed, pero también me he acostumbrado a ello.

Después de hacer bici, ando una hora por el pasillo, luego hago flexiones, abdominales y estiramientos. A veces hasta se me olvida lo que pasa ahí fuera, la rutina me ayuda a conservar la calma.

Después del ejercicio limpio mi cuerpo con una toallita higiénica, aún me quedan muchas, así no tengo que desperdiciar agua.

Vuelvo a comer, una lata de atún y un trocito de fuet. No es que tenga mucha comida, la tengo que administrar bien, pero también he de estar fuerte para huir. He reservado mis mejores manjares para mi última cena en esta casa.
Después de almorzar, reviso el equipo de la huida y repaso mentalmente y en papel todos los puntos de mi plan.

A las dos como. Un bote de judías , otra lata de atún y medio bote de tomate para freír, sin freír, claro está.

Por la tarde me siento delante de la tele, no hay ni tele, ni radio, ni electricidad. Da igual, después de comer me siento delante de la tele, es una costumbre y me siento bien haciéndolo, al rato cojo un libro y leo.

Ahora que mi propia vida es como una película de aventuras, sólo me apetece leer sobre el amor, la soledad, la muerte. Es la tercera vez que me estoy leyendo Crónica del pájaro que da cuerda al mundo. Ahora tengo mi propio pozo, mi casa.

Luego vuelvo a ejercitarme, pero con mi arma, el palo de la lámpara unido con el cuchillo de cocina, ensayo destrozando un sofá cama viejo, me siento un poco ridículo, no se realmente si mis ensayos van a servir de algo, pero por lo menos me familiarizo con el tamaño y peso de mi arma. También practico con el cuchillo. Vuelvo a limpiar mi cuerpo con otra toallita, mantener mi higiene me hace sentir mas humano.

Ya hace días que no escucho nada de la calle, solo el viento, la lluvia, si es que llueve o algún pajarillo, nada mas. A lo mejor esas criaturas ya están todas muertas. Ojalá. Puede que el virus que las volvió locas, o lo que quiera que causó su transformación haya consumido sus cuerpos. No lo se, por si acaso he de estar preparado.

Antes de que anochezca escribo en mi diario, luego preparo la cena, una lata de sardinas y una de maíz.

Tengo velas, linternas, pilas y mi frontal, pero no enciendo nada cuando llega la noche. Cuando se fue la luz, en algunas casas se veían luces por las noches, de velas, pero ya no. Mi instinto de conservación me dice que es mejor no encender la luz, por ahora mi instinto me ha conservado con vida.

Se hace de noche y me quedo en la cama, pienso en mi familia, en mis amigos, en mis compañeros de trabajo y en toda la gente que conozco, y me imagino por enésima vez que ha sido de ellos. Pienso si se encuentran en una situación como la mía, si han conseguido huir, o si me los voy a encontrar transformados cuando salga ahí fuera. Es extraño, en vez de ponerme mas nervioso conforme se acerca el día de mi huida, me invade una especie de tranquilidad que me relaja. Quizá en tres días más todo se acabe, quien sabe, para bien o para mal, ahora parece que tampoco importa tanto. El sueño tarda en llegar, pero llega.

Faltan tres días para abandonar mi casa.

Dia 26 Equipo

sábado, 12 de septiembre de 2009

Creo que lo tengo todo preparado. He revisado el equipo mil veces, de todos modos no tengo nada mejor que hacer.
Es difícil meter en una mochila todo lo que te va a hacer falta para sobrevivir a una infección zombi. Para empezar me tengo que apañar con lo que tengo en casa, ojalá pudiera ir a un centro comercial y surtirme de lo último en equipo de supervivencia contra zombis, pero me temo que están todos cerrados por falta de personal humano.

Afortunadamente tengo un pequeño equipo de excursionista y una noción de como hacerme una mochila. En teoría uno no debe de llevar mas del 10% de su peso corporal a la espalda. Yo peso 65 kilos con lo que no debería llevar mas de 6.5 kilos, además tengo que ser capaz de correr mas que ellos.

El equipo con el que voy a realizar mi huida consiste:
1. Equipo de llevaré puesto en mi huida.
- Zapatillas de atletismo Mizuno.
- Un par de calcetines calzoncillos de deporte.
- Unos pantalones cortos de montaña de esos que se llevan enganchadas las perneras - las perneras van en la mochila -
- Una camiseta técnica sin mangas.
- Un cinturón de lona. Al cinturón le he añadido una funda de cuchillo que he hecho yo mismo con lona de una bolsa de deporte.

2. Equipo en mochila
- Una mochila Millet de 40 litros.
- Un frontal Perltz de 40 lumens con dos juegos de pilas alcalinas.
- Una navaja multiusos.
- Un botiquín con esparadrapo, tiritas, gasas, dos vendas normales, una venda elástica, ibuprofeno, Couldina, AAS, Miolastán, omeprazol, betadine y paracetamol.
- Cinta aislante.
- Un saco de dormir de verano.
- Un bidón de aluminio y uno de plástico.
- Una fiambrera de aluminio donde poder cocinar.
- 2 pares de calcetines de correr.
- Un impermeable de membrana.
- Un forro polar.
- Otra camiseta técnica de atletismo.
- 2 pares de calzoncillos de nylon.
- Una docena de imperdibles.
- 2 agujas y un rollo de hilo blanco.
- 20 barritas de cereales.
- 2 mecheros.

3. Armas.
Como armas llevo un cuchillo de cocina grande que va metido en su funda de lona para que no me corte accidentalmente.
Una especie de lanza corta de un metro y veinte centímetros que he fabricado yo mismo con un tubo de aluminio de una lámpara de Ikea y otro cuchillo de cocina.

No ha sido fácil realizar esta elección, he dejado fuera muchas cosas.
He tenido que dejar entre otras cosas, botas de montaña impermeables, saco de dormir de invierno, mas ropa y mas comida, pero no puedo llevar peso, tengo que ser capaz de salir corriendo de la ciudad sin que ellos me alcancen.
Quizá la decisión mas arriesgada es la de no llevar apenas comida, pero tengo que conseguir mis propias fuentes de alimentos y la comida pesa demasiado. Estirando las barritas tengo para 4 o 5 jornadas.

Faltan 4 días para abandonar mi casa.

Miedo

Miedo. Supongo que hay muchos tipos de miedo. Miedo a que te abandone la persona a la que amas, miedo a sufrir una terrible enfermedad, miedo a que descubran algo malo que hiciste en el pasado o quizá miedo de quedarse sin trabajo. Es curioso, ahora todo eso no tiene importancia, se podría decir que el miedo es relativo.
Ahora tengo mucho miedo, tengo miedo a enfrentarme a una de esas criaturas, tengo miedo cuando escucho ruidos de la calle, aullidos, quejidos. Tengo miedo cuando no se escucha absolutamente nada. Pero, lo que mas miedo me da es la soledad.

Día 25 Inicio

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Hoy empiezo a dejar constancia de los acontecimientos que han arrasado la humanidad en los últimos 25 días.

No se si esto lo leerá alguien. No es que pretenda esconder esta especie de diario, mi intención es que en un futuro el presente documento sirva para poder explicar los hechos que abocaron a la actual civilización al desastre. El problema es que no se si habrá alguien capaz de leer esto.

A modo de resumen se puede decir que un ataque o infección, llamado por los medios de comunicación mas sensacionalistas "infección zombie" se ha propagado como la pólvora y ahora mismo no tengo ni idea de si existe un estado, un ejército, una policía o alguien capaz de liderar lo que quede de humanidad, si es que queda algo, claro.

Mi nombre es Anisakis, no es mi nombre real, claro está, pero ya que la civilización parece haber sucumbido y que un nuevo orden parece regir la Tierra he decidido bautizarme con un nombre de guerra, porque guerra es la palabra con la que creo que se puede calificar lo que ha sucedido y va a suceder desde el día de hoy a lo que me quede de vida.

Hoy he tomado dos decisiones, por un lado empezar este diario de viaje y por otro abandonar mi casa dentro de 5 días.