La huída

domingo, 4 de octubre de 2009

No he podido dormir mucho, estoy entre muerto de miedo y emocionado como un niño la mañana de reyes.

Me lavo la cara. Desayuno un par de barritas de cereales. Me visto. Lleno con la poca agua que me queda los bidones de bici y los coloco en la mochila. Me pongo el cinturón y me enfundo el cuchillo de cocina. Me pongo y ajusto la mochila. Coloco la lanza casera entre la mochila y mi espalda. Ato las dos cuerdas auxiliares a las correas de la mochila.

Bueno, ha llegado el momento. Respiro hondo. Permanezco unos segundos parado, hay un silencio ensordecedor, ya estoy sudando. Parece que no me puede mover, estoy como en trance. Respiro hondo de nuevo, aprieto los puños, se que me puedo mover y es absurdo que permanezca mas tiempo aquí de pié parado.

Lanzo la cuerda por el balcón, saco una pierna por la barandilla y agarro con fuerza la cuerda, estoy seguro de que aguantará mi peso y el de la mochila. Saco la otra pierna y apoyo ambos pies contra la fachada. Empiezo a descender. El descenso es sencillo, estoy en forma y la adrenalina hace el resto, tengo las pulsaciones disparadas.

Llego al patio interior, echo un vistazo, sigo sin ver ningún movimiento en ninguno de los pisos de mi finca, de todos modos permanezco alerta. Desde arriba examino cuidadosamente el solar al que voy a bajar a continuación, no se ve nada extraño, solo malas hierbas y tablas de esas que usan en las obras. Ato una de las cuerdas auxiliares a una torre de refrigeración del restaurante que hay bajo el patio y empiezo a descender al solar.

Silencio. Sigo sin escuchar ni tan siquiera el canto de los pájaros. Avanzo por el solar, con cautela. Apoyo varias tablas contra la tapia para poder subir sin problemas. Subo y asomo solo la cabeza a la calle, hace un mes que no la veo. No veo nada extraño, además de suciedad y papeles por las aceras. Dos coches permanecen en medio de la calle como si estuvieran esperando a que el semáforo se pusiese en verde. Permanezco así observando la calle durante unos minutos, sin moverme, afinando al vista y el oído. Parece una ciudad desierta.

Ato la última de las cuerdas a un hierro de obra que sobresale de la tapia, lo lanzo a la calle. Realmente podría descolgarme y saltar, pero luego no podría volver a subir la pared. Es mi única vía de retorno al solar.

Vuelvo a respirar profundamente y comienzo a bajar a la calle. Miro a un lado y a otro, instintivamente compruebo que llevo la lanza. Comienzo a andar hacia la avenida, quiero evitar las calles estrechas. Llevo ya andados cien metros y la ciudad sigue desierta, como un gran mausoleo abandonado. Sigo andando, sin llamar la atención, como si alguien me estuviese vigilando.

De repente, al otro lado de la avenida detecto movimiento, miro disimuladamente, es una de esas criaturas, estoy seguro. Sigo andando, pero aligero un poco el paso. La criatura ha empezado a andar en mi dirección. Un momento, no es una, son dos, no se de donde ha salido la otra. El corazón me va a mil. Tengo ganas de empezar a correr ya, pero cuanto mas tarde empiece mejor.

De un patio que está en la misma acera sale otra criatura, anda despacio, yo me desplazo hacia el centro de la avenida, avanzo entre los coches que están parados, algunos de ellos con las puertas abiertas. Me giro disimuladamente, ya tengo a cinco criaturas donde antes habían dos y otra que se ha unido a la que ha salido del patio. Por ahora ellas no corren, yo tampoco.

Llevo unos ochocientos metros andados y estoy llegando a un cruce entre avenidas.

No. No puede ser, no puede ser cierto lo que ven mis ojos, en una salida te túnel que da hacía la avenida hay cientos de esas criaturas, aun no me ha dado tiempo de ver ninguna de cerca, pero ya se que son repugnantes. Estoy temblando de miedo, sigo andando. De repente una de las criaturas pega un grito ensordecedor y me señala. Yo me paro y me quedo mirándolas, las que me seguían también se detienen. Pasan un par de segundos que parecen una eternidad, la criatura que me ha señalado empieza a correr hacia mi como poseída, le siguen todas y quiero decir TODAS.

Me giro y empiezo a correr.

2 comentarios:

Espigol dijo...

Vas a morir querido amigo, vas a morir!!! Y sino es así te va tocar sudar la gota gorda para idear un plan de escapatoria en tu situación que sea creíble, porque te has metido en un buen embrollo.

Tienes una lanza casera y un cuchillo de cocina, pero para salir airoso deberías encontrarte o bien una furgoneta llena de granadas o bien una capa de invisibilidad anti zombies. Así que empieza a rezar para que en la tirada de dados saques una cifra suficiente.

Hasta el próximo post. (Si es que estás vivo para contarlo)

Diego dijo...

Me dais asco todos. Y quiero decir TODOS